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Saber cuáles son los cuidados de la Poinsettia necesarios para su mantenimiento, es fundamental para conseguir prolongar su vida incluso durante varios años.
Estamos ante una planta de consumo muy estacional y por ello, es normal que se desconozcan muchos aspectos de las necesidades vitales de esta planta.
En España y de forma tradicional, la Poinsettia tiene su consumo muy centrado en la festividad de Navidad, concretamente desde finales de noviembre hasta pasado Reyes. Los aficionados a las plantas las compran entre la última semana de noviembre y tercera semana de diciembre. Las empresas de jardinería suelen plantarlas para decorar los parques y jardines, así como las zonas ajardinadas de ciertos centros comerciales, a partir de la segunda semana de diciembre, reponiendo las plantas dañadas hasta pasada la festividad de Reyes, momento en que se arrancan para sustituirlas por otro tipo de plantas de temporada de invierno, como por ejemplo Viola wittrockiana (pensamientos), Primula acaulis, Calendula officinalis o Cyclamen persicum.
Por lo tanto, vemos que la Poinsettia (Euphorbia pulcherrima) puede disfrutarse tanto como planta de interior como planta de exterior. En este último caso se cultiva como planta de temporada aunque con el tiempo, si persiste en el jardín, se comporta como arbustiva.
Para centrarnos con más propiedad a la hora de exponer los cuidados de la Euphorbia pulcherrima, diferenciaremos aquellos que se acometen cuando es consumida como planta de interior de los que se realizan cuando la tratamos como una planta de jardín.
Los cuidados de la Poinsettia como planta de interior
Como hemos avanzado, se suele comprar entre la última semana de noviembre y tercera semana de diciembre, justo antes de la festividad de Navidad. Es una planta que se compra tanto para regalo como para disfrute propio. Se presentan en muchas modalidades, que van desde pequeñas plantas uniflora hasta arbolitos muy ramificados, aunque los tamaños más comerciales son los de maceta de 12 a 16 centímetros de diámetro con más o menos ramas, terminando cada una de ella en un inflorescencia rodeada de brácteas de color, normalmente rojo aunque cada año se comercializan más otros colores como el blanco, rosa, naranja o jaspeados, también llamados colores fantasía.
Se presenta en los puntos de venta protegida con una bolsa de plástico más o menos decorada para evitar la rotura de sus ramas, posibles daños de sus brácteas y facilitar su transporte. Lo primero que debemos hacer, cuando llegamos a casa, es desembolsarla y así conseguiremos favorecer la aireación y evitar la caída prematura de las hojas inferiores.
Como planta de interior estará dentro del hogar. Debemos de tener el cuidado de colocarla cerca de una buena fuente de luz (zona de ventanas), así como evitar exponerla a fuentes directas de calefacción (radiadores). Ojo, los equipos de calefacción generan corrientes de aire caliente y seco que pueden dañar su follaje.
Su riego debe de ser moderado y siempre dirigido directamente a la maceta, evitando mojar sus brácteas y flores. Esto sólo es una medida preventiva para evitar posibles daños innecesarios. Si optamos por poner un plato bajo la maceta para evitar el manchado del mueble, debemos de retirar el agua sobrante tras cada riego para evitar un encharcamiento y pudrición de sus raíces.
Un buen consejo es regarla en la pila de la cocina o en el baño, dejando escurrir el agua sobrante del sustrato. Si se puede regar por inmersión mejor y si además es con agua de lluvia o de grifo reposada durante 24 horas mucho mejor. Cuando utilicemos agua potable, es recomendable tenerla en un recipiente durante un día o más de reposo. En este tiempo se habrá evaporado todo el cloro que se le aplica para su potabilización y que tanto perjudica al sistema radicular de las plantas en general.
En cuanto al abonado de la Poinsettia, será de modalidad de mantenimiento, con un equilibrio 1-1-1 y a las dosis más bajas recomendadas por el fabricante durante el invierno.
Conforme pasen los días, podemos ir retirando aquellas hojas que presenten síntomas de marchitamiento. Estas hojas deben de desprenderse con facilidad. Si tiramos de ellas y les cuesta soltarse del tallo, es mejor dejarlas hasta que prácticamente se caigan por sí solas.
Su floración está vinculada con el fotoperiodo, proceso por el que regula sus funciones biológicas de floración y crecimiento. En este caso, la Poinsettia florece cuando la noche es más larga que el día. Por lo tanto, cuando los días empiecen a ser mucho más largos y las temperaturas más cálidas, ya la podemos sacar al exterior o plantar directamente en el jardín.
Este será también el momento de podarla y tratarla a partir de entonces como una planta de exterior. La poda se realiza con tijeras, eliminando sus zonas florales y cortando las ramas a unos 4 ó 7 centímetros del tallo, siempre sobre un centímetro por encima de una hoja o yema. Si esta yema está orientada hacia el exterior de la planta, mucho mejor ya que tras su brotación, la nueva rama crecerá mejor que si lo hace hacia el interior.
La planta comenzará su brotación como una planta arbustiva y lo hará así durante toda la primavera, verano y principios de otoño. A partir del mes de octubre, con los días ya más cortos, paralizará su desarrollo vegetativo y comenzará su inducción floral.
Si deseamos trasplantarla a una maceta mayor, el mejor momento es de cara a la primavera.
Trasplante de la Poinsettia
Curiosamente, el trasplante de la Poinsettia es una de las cuestiones que se le plantean a muchos nada más comprarla. Es como si con ello quisiéramos alargar su vida y que se hiciese aun más espectacular.
Pero el trasplante de la Poinsettia no debe de preocuparnos hasta que dé comienzo la primavera ya que es una planta influenciada por el fotoperiodo. Aunque en invierno esté en plena floración, la verdad es que se encuentra en un periodo de bastante reposo en cuanto a desarrollo.
Por lo tanto, al comprar la Poinsettia a finales de noviembre o durante el mes de diciembre, lo que debemos hacer es simplemente disfrutar de ella, con unos cuidados básicos para que pase todo el invierno lo mejor posible.
Tras los fríos invernales, durante los meses de marzo y abril (en el hemisferio norte) ya podemos proceder a su trasplante a una maceta mayor. Para ello elegiremos una maceta un poco mayor, entre 4 y 8 centímetros más de diámetro. Entre los sustratos recomendados están el ‘sustrato para plantas de interior’ y el ‘sustrato universal’, ambos turbosos y bien fertilizados.
Durante el trasplante de la Poinsettia, aprovecharemos para podar sus ramas a unos 10 centímetros del suelo. Como por estas fechas ya mejora notablemente la climatología, incluso la podemos tener al exterior para que brote con todo su vigor, convirtiéndose en un estupendo arbusto.
Una vez podada, retiraremos la maceta vieja. Pondremos un poco de sustrato en la nueva maceta, depositaremos la Poinssetia en su interior procurando que el nivel de plantación quede a ras o no más de dos centímetros de profundidad. Añadiremos el nuevo sustrato rellenando sin apelmazar el perímetro del cepellón y seguidamente procederemos a darle un buen riego.
Donde la dejemos, evitaremos moverla del sitio para que crezca aclimatada a él. A las dos o tres semanas comenzará a brotar como un arbusto y así lo hará durante todo el tiempo hasta finales del mes de octubre, momento en el que veremos que comienzan a ponerse de color nuevamente sus brácteas, hasta estar perfectamente florida entre finales de noviembre y principios de diciembre.
Puede que optemos por un nuevo trasplante de la Poinsettia a mitad de año, sobre el mes de junio o julio. En tal caso seguiremos las mismas recomendaciones.
Los cuidados de la Poinsettia en el jardín
Si la plantamos en el jardín, debemos de saber que aunque es una planta de exterior, dada las temperaturas bajas del invierno, si se producen heladas la Poinsettia morirá.
Si está bien resguardada, ha pasado el invierno dentro de casa o el clima es cálido, una vez en el jardín se cuidará como una planta arbustiva de flor.
Lo primero que debemos de tener en cuenta es elegir adecuadamente el lugar dónde vamos a plantarla. Es una planta arbustiva de exterior que, cuando el clima es cálido y los inviernos suaves, su desarrollo puede alcanzar varios metros de altura.
La Poinsettia ramifica fácilmente, aunque la fragilidad de sus tallos aconseje plantarla en lugares resguardados de los fuertes vientos. Los lugares de plantación más adecuados son por ejemplo al lado de un cercado o alguna pared de la casa, permitiendo en cierto modo que crezca ‘apoyándose’ sobre estas estructuras.
Es importante que el suelo sea poroso y la zona lo más cálida posible, además de contar con mucha luz. En estas condiciones puede alcanzar perfectamente los tres metros de altura.
Otro aspecto a tener en cuenta y que ya hemos mencionado antes, es que florece cuando la noche es más larga que el día y por ello sólo florece de forma natural en invierno (en el hemisferio norte). Para evitar problemas de floración, nunca la plantaremos en lugares con farolas o alumbrado nocturno ya que al disponer de luz extra por la noche no florecerá, la planta queda ‘engañada’ como consecuencia de que se le alarga artificialmente el día.
Los riegos y abonados serán comunes al resto de las plantas que se encuentren en el jardín, puesto que crece como una planta arbustiva más. Hay que tener en cuenta que el riego no debe de ser muy abundante porque los terrenos encharcados no les favorecen. Y sobre el abonado, en épocas de bajo desarrollo (época invernal) utilizar las dosis más bajas recomendadas por el fabricante, siendo más elevada conforme veamos que mejora el clima y aumenta la velocidad de crecimiento (desde principio de primavera hasta mediados de otoño).
La poda de la Poinsettia en el jardín puede ser de formación durante toda su etapa de crecimiento para mantenerlas compactas. A finales de septiembre o principios de octubre, realizaremos la última poda del año si procede ya que pocas semanas después empezará su natural inducción floral.
FUENTE: Flores y Plantas.net