Las intensas lluvias y nevadas de los dos primeros meses del año en Tenerife han supuesto un alivio para el acuífero de Tenerife. Pero no es suficiente. Así lo consideran los expertos, que aclaran que estas últimas precipitaciones solo han servido para atenuar la gran pérdida de agua acumulada en el subsuelo de la Isla durante las últimas décadas.

El acuífero de Tenerife, del que se alimentan las galerías y pozos que abastecen a la población, llevaba décadas acumulando grandes descensos, llegando a ser de 5 metros por año en el nivel freático, el límite superior de estas balsas de agua bajo tierra. Esto explica en parte que de las 1.520 excavaciones que existen en el subsuelo de Tenerife para la obtención de agua (1.122 galerías y 398 pozos), sólo el 41% (482 galerías y 146 pozos) estén operativas, proporcionando el 80% de este recurso básico para toda la población, según los últimos datos de 2019.

Más que los últimos chaparrones y nevadas, la desalación y la regeneración de agua han tenido un mayor impacto a la hora de suavizar esta bajada del nivel del acuífero, que se ha quedado en 1,30 metros al año. Tenerife nunca había desalado tanta agua como ahora. Las seis instalaciones que dependen del Consejo Insular de Aguas producen cada día una cantidad equivalente a 40 piscinas olímpicas o, lo que es lo mismo, 100.000 metros cúbicos cada 24 horas, según los últimos datos de 2020.

Javier Rodríguez, consejero insular de Desarrollo Sostenible, asegura que a falta de que se actualicen los niveles del acuífero, las últimas lluvias y nevadas van a suponer una pequeña mejoría, sobre todo por una cuestión: “No han sido lluvias torrenciales. La permeabilidad y el efecto sobre nuestro territorio fue satisfactorio”.

Para la doctora en Química de la Universidad de La Laguna María Candelaria Martín, estas precipitaciones “no van a alterar el patrón de las últimas décadas de descenso continuado del volumen de reserva subterránea”. Añade que es una situación “muy difícil de revertir” ya que “no va a solucionarse el problema porque puntualmente un año en particular haya llovido un poco más de la media”.

La incidencia de las últimas lluvias y nevadas en el acuífero todavía no ha sido medido por el Consejo. El agua puede tardar años en filtrarse debido a la profundidad del acuífero, ya que avanza a centímetros o milímetros al día. En los acuíferos meteóricos, que están cerca de la superficie, sí se han notado en cuestión de días las variaciones.

Rayco Marrero, doctor en Ingeniería del Terreno y asesor del Cabildo de Tenerife para los planes hidrológicos, introduce un elemento: “En muy pocas zonas de la Isla, la fauna y la flora dependen de los acuíferos”. “En el Barranco del Infierno [Adeje], los sauces viven del caudal de los manantiales”, detalla Marrero, que defiende la explotación del agua subterránea para consumo, ya que “no se ven afectados los ecosistemas de la Isla”. “A veces tenemos la percepción de que estamos acabando con los acuíferos pero en sí son un recurso. Sin el agua subterránea no se puede explicar el progreso de Canarias”.

El mayor acuífero de la Isla, bajo Las Cañadas del Teide, comenzó a investigarse en 2000. Desde entonces se ha comprobado que las masas de agua están en mal estado, con un nivel de volumen inferior al que el Consejo de Agua estima adecuado. Uno de los factores que hace de este acuífero el más relevante es que no tiene una salida en su zona superficial. Su efectividad aumenta al almacenar el agua en su superficie hasta que se infiltra o se evapora, lo cual optimiza el proceso de recarga.

Con los planes hidrológicos se busca alcanzar un estado óptimo de las masas de agua subterráneas. El problema es que los acuíferos se sobreexplotaron sin conocer las consecuencias. “La conciencia ecologista llegó en los años 70-80, cuando el daño ya estaba hecho”, apostilla Rayco Marrero. María Candelaria Martín matiza que al menos el parón de actividad ocasionado por la pandemia de la covid-19 favorece la recuperación de los acuíferos. “La bajada del turismo alivia las pérdidas de agua pero seguimos en déficit”, detalla.

Para evitar la dependencia de este recurso cada vez más escaso, el Cabildo fomenta más medidas aparte del uso de técnicas de reutilización. Pretende actualizar las redes de distribución de los 13 municipios que siguen gestionando sus propios recursos hídricos. El consejero Javier Rodríguez señala que las redes de distribución tienen “unos rendimientos muy bajos y pierden muchísima agua en la conducción”. Comenta que desde la institución se va a licitar un contrato de 2,1 millones de euros para actualizar los canales, con 100 contadores para registrar las entradas y salidas del agua. Rayco Marrero defiende que “la cuestión no es producir más agua sino aprovechar mejor la que tenemos”.

Entre las distintas formas de acceder a este recurso, en un territorio rodeado de agua salada, la desalinización cobra mayor importancia. En la provincia de Las Palmas, con mucha menor incidencia de las galerías, este método lleva tiempo aliviando la presión de las aguas dulces, que en estas Islas es menor que en las occidentales. Tenerife comienza abrazar este sistema tras los datos negativos de los acuíferos y la poca pluviometría. Según el Consejo Insular de Aguas, las desaladoras de la Isla como la de Santa Cruz o la de Adeje-Arona aportan 30.000 metros cúbicos al día, lo que equivale a 3,7 millones de garrafas de 8 litros.

Javier Rodríguez apuesta porque los canarios se responsabilicen con el uso del agua. “Las depuradoras de nuestras Islas se diseñan de forma diferente porque la carga contaminante con la que llega el agua es mayor. Esto sucede porque hacemos un uso muy responsable del agua”, aclara.

Debate científico

Hay un debate científico sobre la importancia de la sobreexplotación de los acuíferos. El Consejo Insular de Aguas considera que extraer más agua de la que se infiltra tras las lluvias puede ser pernicioso. Sin embargo, Marrero considera que “los datos con los cuales se calculan las recargas y las salidas están sujetos a mucha incertidumbre”.

Aunque las medidas son variadas, la situación de las masas de agua en el subsuelo sigue siendo deficitario. Entra menos de la que sale. La fórmula de acumulación que sí ha experimentado una gran mejoría con las últimas precipitaciones son las balsas en superficie. Las dependientes de Balsas de Tenerife (Balten) han superado los 4,1 millones de metros cúbicos a 1 de marzo, lo que supone un nuevo récord. Es la mayor cantidad de agua almacenada de toda la historia de estas instalaciones, según los registros de Balten.

FUENTE: EL DÍA