La limitada oferta de la floricultura isleña impide satisfacer toda la demanda europea

Son las siete de la mañana y han pasado veinte minutos desde que le gallo desperezó el día, «no falla, siempre canta a la misma hora», apunta Rosaura Quintana, quien desde «bien temprano» se afana en cumplir cada jornada con todas las tareas que requiere su finca en los altos de Gran Canaria. Primero atiende a los animales, luego recoge la fruta de temporada y finalmente, acude «al terreno más bonito» de su explotación. «No es solo por las flores, sino porque es el recuerdo que me dejó mi esposo», señala. Quintana enviudó en 2015, un año después de que José Sánchez decidiera dedicar una parte de sus tierras a la floricultura. «Me dijo que lo quería intentar, que le hablaron bien del cultivo de proteas y que era algo que iba a empezar a despuntar», comenta.

No se equivocaron. El sector floricultor salió en 2015 de la crisis que cercenó su crecimiento. El valor de las exportaciones de ese crecimiento. El valor de las exportaciones de ese segmento de la agricultura canaria ha aumentado, desde entonces, un 35,55% hasta alcanzar los 10,18 millones de euros. Un repunte que contrarresta, en parte, la caída del 72,68 % del importe de las ventas al exterior entre 2006 y 2015 al pasar de 27,08 millones a 7,39. Este ligero florecimiento ha permitido a las flores y plantas canarias llenar de nuevo los jarrones y macetas de Europa, pero no todos los que podrían y desearían. El desmantelamiento  que sufrió el sector como consecuencia de los peores años de la recesión económica muestra aún sus garras. Pese a la leve recuperación de esta actividad, la caída de la inversión en los años de crisis ha afectado a la capacidad productiva de los floricultores isleños y, por ende, a su oferta. Los operadores del sector tratan de ponerse al día a contrarreloj, pues ahora no pueden responder a toda la demanda de los países europeos. En concreto, tienen dificultades para satisfacer las peticiones de compra de Alemania y Francia, dos de los grandes mercados consumidores de Europa junto con Reino Unido e Italia.

La alegría inversora

Con sacrificio y «por cuenta propia», Quintana trata de sacar adelante la explotación de proteas que puso en marcha su marido. Aún no exporta, pero no descarta dedicarse al comercio exterior y destinar más espacio  al cultivo de flores si ve la oportunidad. «De momento estoy tanteando, y si veo posibilidades de negocio igual me tiro a la piscina», esgrime entre risas. Esta actitud se puede hacer extensible al resto del sector, pues con esa cautela es como la actividad está viviendo su recuperación: con expectación y precaución. Ahora bien, poco a poco la alegría inversora aflora para aprovechar el buen estado de salud que atraviesa este segmento.

Hace una década se hizo más que evidente que el Archipiélago dejaba de ser atractivo para las empresas exportadores de flores, esquejes y plantas. Los menores costes de producción que ofrecían países africanos y sudamericanos, tanto de explotación como de aquellos ligados a la mano de obra, tuvieron un efecto llamada entre las compañías floricultoras asentadas en las Islas, en muchos casos de origen alemán u holandés. Esta fuga de entidades a Kenia, Etiopía, Colombia o Ecuador no solo dejó en el paro a numerosas familias canarias, sino que también marchitó un sector que prácticamente quedó huérfano. La floricultura canaria que comenzó a realizar sus primeras ventas en el extranjero en los años 60, comenzó su propia travesía por el desierto. Fueron pocos los que resistieron a los embates de la  competencia, la crisis y el abandono del campo. Pero ahora son ellos mismos los que recogen los frutos de su esfuerzo, aunque aún sea con algunas dificultades.

La superficie dedicada al cultivo de flores en canarias ha caído un 27,29%de una década. En 2007 se contabilizaban en las Islas 732,9 héctareas destinadas a la floricultura, 200 más que hace dos años, según los datos mas recientes publicados por el Instituto Canario de Estadística (Istac). La isla con mayor peso es Tenerife, que acapara 334,4 hectáreas. Tras ella se sitúan Gran Canaria (141,2), La Palma (41,2), La Gomera (7,1), Lanzarote (5,4), Fuerteventura (2,5) y El Hierro (1,1). El director gerente de la Asociación de Cosecheros y Exportadores de Flores y Plantas Canarias (ASOCAN), Antonio López, apunta a que poco a poco se esta recuperando espacio dedicado al cultivo de flores -el objetivo es cerrar este año con unas 600 hectáreas-, si bien la inversión también se centra en modernizar el sector para lograr mejoras ne la producción.

En 2017 se vendieron fuera de las fronteras canarias algo más de 4.199 toneladas de flores, esquejes y plantas, de las que 3.173 toneladas fueron a parar a Península, 864 toneladas al resto de estados comunitarios y 162 a terceros países. En consonancia con la superficies de cultivos, santa Cruz de Tenerife acaparó el 95% de las ventas al enviar al exterior 3.990 toneladas. Si se compraran estas cifras con las registradas en 2006, se aprecia un descenso del 94,3% en toda Canaria, pues en ese año se exportaron unas 6.585 toneladas, de las que 3.456 terminaron en Península y 2.903 en el resto del bloque comunitario. Aun a´si, en comparación con 2014 – el último año de caída-, la floricultura canaria vendió 46,77€ toneladas más.

El crecimiento de las ventas se apoya en la buena acogida que está teniendo en el exterior la planta ornamental, tanto la de interior y exterior, y los esquejes. En cuanto a la flor cortada, es la protea (Protea cynaroides) la que se lleva todo el protagonismo al abarcar más del 70% de dicha partida. No obstante, es en el primer grupo donde los floricultores isleños están encontrando más obstáculos para cumplir con la demanda dada su limitada oferta. El escaso brío inversor durante los años de crisis impide que el Archipiélago exporte ahora más plantas de interior pese a la existencia del interés extranjero. En este grupo están la Kentia (Howea forsteriana) -palmera de hoja perenne de la familia de las arecáceas-, la areca ((Chrysalidocarpus Lutescens) -también conocida como palmera amarilla- y la chamaedorea (chamaedorea Elgans) -palmera originaria de Guatemala y México- Las tres plantas están destinadas a la decoración de interioes, por lo que es muy frecuente encontrarlas en oficinas además de en casas. En cuanto a las plantas de exterior, los agricultores canarios encuentran dificultades para responder a toda la demanda de cactus y grasas.

Fuentes del sector echan mano del refranero español para explicar la situación actual en la que se encuentra la actividad floricultora de las Islas. «Aquellos barros trajeros estos lodos», subrayan.»si en la época de vacas flacas nos hubiésemos dado cuenta de que la inversión en aquel momento nos hubiese ayudado a impulsar ahora un crecimiento más rápido, lo habríamos hecho», remarcan. Eso sí, mantienen que esa aseveración es fácil hacerla ahora, una vez comprobado que la tímida recuperación del sector se consolida. «Ahora nos damos cuenta de que no solo se ve la luz al final del túnel, sino que parece que hemos salido de él. Lo difícil es arriesgar en momentos en los que hay que apretarse el cinturón, cuando ves que cada vez son más los que desisten en su lucha y echan el cierre», insisten. La criba que supuso la crisis «seleccionó» quienes seguían en el tablero de juego. Y aunque da vez son más las personas que se animan a apostar por este cultivo de exportación, los que trabajan en él desde hace años son los más conscientes de la necesidad de integrar más innovación y modernizar las explotaciones para lograr se más competitivos.»Tenemos que ponernos las pilas», indican.

Reforma fiscal

La razón más evidente del crecimiento del sector es la incipiente recuperación económica, «pues en épocas de bonanza económica es cuando se puede ser más generoso sin temor», apuntan desde el sector. Pero también la reforma fiscal que en 2014 impulsó el anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tuvo mucho que ver.

En una de las enmiendas que introdujo el Gobierno popular se incluyó una reducción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) que afectaba a plantas ornamentales y flores. Estos artículos pasaron de estar gravados del tipo general (21%) al reducido del (10%). Una de las organizaciones que ansiaba esta medida era la Confederación Española de Comercio (CEC), que advertía de la caída del 50% en la demanda e estos productos tras la subida de 2012. Este desplome empujó a esta entidad a reclamar a Montoro por escrito que contemplase una rebaja de la presión tributaria que afectaba al sector. Finalmente, en una lass enmiendas que se aprobó en la revisión fiscal se recogía que tributarían al 10% «las flores, las plantas vivas de carácter ornamental, así como las semillas, bulbos, esquejes y otros productos de origen exclusivamente vegetal susceptibles de ser utilizados en su obtención».

Y hay más. En el Archipiélago también se modificó el tipo impositivo del Impuesto General Indirecto Canario (IGIC) de flores y plantas, por lo que desde el 1 de enero de 2006 tributan a un 3% y no aun 7% como lo hacían antes de esa fecha. en ese momento ASOCAN hizo hincapié en el esfuerzo realizado por el Comité Nacional de Flores y plantas para lograr esa reducción, pero también los propios pasos dados por la entidad en su compromiso con la Consejería de Hacienda para «actuar bajo el marco normativo tributario actual e intentar denunciar cualquier irregularidad al respecto «.

El sector encara con optimismo el futuro. No quiere tirar voladores pero tampoco es pesimista. Lo único preocupante, de momento, es que los países consumidores miren de nuevo «hacia otro lado» en busca de flores y plantas ante la incapacidad de las Islas para satisfacer todos los pedidos como consecuencia de la retracción inversora. «Por un lado es una mala noticias, pero por otro es bueno porque hay interés». Los floricultores canarios trabajan a destajo para cumplir pedidos y ampliar su capacidad productora. El objetivo es claro: afianzar aún más el crecimiento y devolver al sector a su eterna primavera.

FUENTE: PERIÓDICO LA PROVINCIA