En busca del hibiscus más bello

Para un floricultor como Donio Stefano Urumov, especializado en el cultivo de hibiscus rosa sinensis, el mayor regalo que le pude dar la naturaleza es obtener una flor de belleza singular, diferente a las típicas que se encuentran en el mercado. A esta ardua labor es a lo que ha enfocado parte de su trabajo este ingeniero agrónomo de origen búlgaro, afincado en Tenerife desde hace casi 30 años, que dirige junto a su socio Pedro Ariel Cáceres, la empresa Plantas Floravalles, ubicada en la costa de Valle de Guerra – La Laguna.

Floravalles destaca por la producción de sus propias variedades y esquejes de hibiscus, con una oferta amplia y diversa de flores de colores y combinaciones cromáticas poco comunes y de gran impacto visual a las que bautiza con nombres autóctonos. Acerina, de amarillo intenso, Aroha, de rojo anaranjado, Ahinoa en tono fucsia o Aniagua que funde violetas con rosados hasta llegar al banco son sólo unos pocos ejemplos pero hay muchos más.

El producto tiene buen aceptación entre sus clientes y las ventas, centradas en el mercado local, rondan las 30.000 unidades anuales. Stefano, un auténtico apasionado de las flores y en especial de este arbusto pariente del algodón, aspira cada año a encontrar nuevos ejemplares de interés, desde el punto de vista productivo y comercial, para ampliar no solo su oferta de planta ornamental sino también la de Canarias, dado que cada vez el consumidor demanda más exclusividad y calidad.

Actualmente, tiene sembrados nada menos que 7.000 híbridos de hibiscus, material vegetal que le sirve de partida para trabajar hasta dar con las ansiadas variedades mejoradas. El proceso de selección, mejoramiento manual para poder fecundar la flor y obtener la semillas, dura cinco años. A lo largo de este tiempo y, a medida que se seleccionan las mejores plantas, se estudia su comportamiento en cuanto a crecimiento, porte, color y grosor de las hojas, floración, enraizamiento y desarrollo. Al tercer año, y tras varias selecciones, el número de híbridos inicial se reduce de manera significativa y quedan en torno a diez ejemplares, a veces incluso menos, que pueden resultar válidos, es decir, que cuentan con las características idóneas para ser multiplicados. No obstante, según sostiene este productor de flores, «el éxito nunca está asegurado. Con la genética no siempre tienes la suerte de cruzar dos colores y conseguir algo que merezca la pena pero, cuando ocurre, podemos obtener rasgos diferentes muy interesantes».

Logradas las nuevas variedades, el siguiente paso sería patentarlas. Stefano espera poder hacerlo algún día pero el registro de cada variedad cuesta 7.000 euros, que multiplicado por las cerca de 20 variedades que tiene en mente patentar, supondrían un desembolso de más de 100.000 euros. Una cantidad elevada para una empres pequeña como Floravalles. «Sería muy complicado rentabilizar el coste de las patentes y solo una empresa grande, con logística mundial para distribuir y cobrar los royalties, podría afrontarlo», lamenta este empresario y añade que la floricultura es «rentable siempre que se haga bien como en cualquier negocio, con la diferencia de que la agricultura es muy sacrificada, se trabaja todos los días de la semana, los costes de los insumos crecen constantemente y no se pueden repercutir en los precios de venta al público, lo que hace que la actividad resulte más difícil».

EL HIBISCUS IDEAL

Para Stefano, lo llamativo de este arbusto, que puede alcanzar hasta cinco metros de altura, es la flor que emite, caracterizada por su gran tamaño con forma acampanada, atractiva a la vista y con una amplia y singular variabilidad de colores y formas. Suele tener una vida útil de tres o cuatro días dependiendo del grosor de sus pétalos. Algunas se denominan de papel por la finura y delicadeza de su piel, mientras que otras resultan más rígidas al tacto. Para que resulte rentable su producción, debe destacar por una floración temprana. En cuanto a la planta, lo ideal es que sea compacta y presente un buen follaje de color verde oscuro brillante.

En el campo de esta especia, según explica el director de Floravalles, se ha desarrollado dos líneas de producción a nivel mundial. Por un lado, la Hawaina, que produce hibiscos, que sobresalen más por su floración que por la planta en sí, que a la vista, resulta poco compacta. Por otro, la europea que ha optado por sacar al mercado ejemplares más homogéneos en su conjunto, no solo atractivos por sus flores sino con una planta compacta.

CUIDADOS Y USOS

Al ser una planta de origen tropical, el clima de Canarias favorece su desarrollo. Se adapta bien a la zona norte y sur de Tenerife aunque el viento y el frío le pueden afectar. Necesita humedad abundante pero no soporta la calima.

Por su belleza, el hibiscus se emplea básicamente en ajardinamiento urbano, como seto o como pequeño arbusto adornando avenidas, parques, jardines o urbanizaciones. Recientemente, también ha encontrado hueco en la coniza así como en el campo de la cosmética. Aparte de las empresas de ornamentales dedicadas a la producción y comercialización de esta especie, Stefano señala que existe una gran afición entre particulares que hacen sus propios cruces en busca de una flor atractiva y coleccionan diferentes variedades.

LA EMPRESA

Floravalles nació en 1997 con un ambicioso proyecto de producción de plantas de temporada y jardín en macetas. Además de Hibiscus, cultivan una gran variedad de especies en una superficie aproximada de 20.000 metros cuadrados como Rosa mini, Euphorbia milii o espina de Cristo, Dipladenia y Adeniun.

 

FUENTE: ASAGA