Guíaverde aborda con asociaciones de toda España sobre una preocupación que no deja de crecer entre las empresas del sector
A principios de año la Asociación de Comercializadores de Planta Ornamental (ACPO) reunía en Madrid a sus asociados pero también a un nutrido número de empresas invitadas, representando toda la cadena de valor, para abordar los retos del sector. Uno de los asuntos allí tratados generó un intenso e interesante debate, y no fue otro que el elefante en la habitación que lleva ya mucho tiempo siendo compañero de viaje de este mercado: la falta de mano de obra en el sector. Esta vez, se cogía la metáfora por los colmillos, se la plantaba en la gran sala habilitada para el debate, y en torno a ella se sentaron productores, comercializadoras y puntos de venta.
¿Cómo afrontar este problema?¿Cómo captar el interés de los jóvenes para apostar por el sector? ¿Qué falla? Guíaverde ha hablado con varias asociaciones de toda España para poner sus reflexiones negro sobre blanco.
“La falta de mano de obra para los productores de planta es un tema común y preocupante. Es un hecho que tenemos muchas dificultades para encontrar trabajadores y también para mantenerlos”, explica Lara Magraner, vicepresidenta de ACPO. “Culturalmente se ha percibido el trabajo en el campo como inestable, con fama de malas condiciones económicas y de trabajo, con la incomodidad por estar sometidos al frío o el calor… La consecuencia es que no existe un deseo en el imaginario colectivo de los jóvenes por trabajar en la actividad agraria”.
“Culturalmente se ha percibido el trabajo en el campo como inestable, con fama de malas condiciones económicas y de trabajo. No existe un deseo en el imaginario colectivo de los jóvenes por trabajar en la actividad agraria”. Lara Magraner (ACPO)
Comparte diagnóstico Paco Rubio, de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de la provincia de Almería (Coexphal), quien señala que “solo una parte muy limitada de la población acepta estas condiciones, principalmente inmigrantes”. “Estos puestos requieren una formación específica y tiempo de aprendizaje, ya que las tareas son muy variadas. Sin embargo, sufrimos una alta rotación: una vez formados, muchos trabajadores abandonan el puesto por opciones más cómodas o mejor remuneradas, como el trabajo en almacén”. “Esta realidad no ha hecho más que intensificarse en los últimos años, con un marcado descenso en la disponibilidad de personal, dificultades en la fidelización y desajustes en la intermediación laboral. Además, hay una creciente percepción de que la administración favorece en exceso al trabajador, por ejemplo, con bajas médicas de concesión muy flexible o licencias retribuidas en aumento, sin exigir una corresponsabilidad que garantice continuidad y compromiso”.
“Hemos pasado de tener equipos locales, estables y comprometidos, a depender casi exclusivamente de mano de obra externa, con una visión mucho más temporal y sin voluntad de continuidad”, confirma David Borda, presidente de la Federació d’Agricultors Viveristes de Catalunya. “La rotación es constante y es prácticamente imposible consolidar equipos con responsabilidad. Esta realidad no solo afecta la calidad del trabajo, sino que pone en riesgo la viabilidad de muchas empresas. El relevo generacional local ha desaparecido y, a pesar de los esfuerzos del sector por formar y retener trabajadores, la situación no hace más que agravarse”.
«La administración debe encontrar algún mecanismo para poder incorporar a los inmigrantes cuanto antes a sectores como el nuestro, tienen que ser capaces de transformarlos en un activo para la sociedad». Antonio López (Asocan)
“Cada vez es peor”, sentencia José Forcadell, secretario de la Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad Valenciana (Asfplant), quien explica que a la dificultad para encontrar mano de obra se suma el hecho de que muchas personas migrantes que sí se ofrecen “no tienen papeles”. En este sentido, Antonio López, gerente de la Asociación de Cosecheros y Exportadores de Flores y Plantas Vivas de Canarias (Asocan) destaca que la administración “debe encontrar algún mecanismo para poder incorporar a los inmigrantes cuanto antes a sectores como el nuestro, tienen que ser capaces de transformarlos en un activo para la sociedad. Creo que la inmigración podría ser gran parte de la solución, pero de manera regulada y ágil”. López añade más factores: “el absentismo laboral, la subida del Salario Mínimo InterprofesionaI (SMI) de los últimos años, y la escasez de mano de obra”. “Debemos entender que nuestros productos compiten con productores ubicados en países terceros donde tienen un SMI 10 veces más bajo que el nuestro, sin ninguna regulación en cuanto a usos de químicos, y por supuesto, no están sujeto a la maraña administrativa que nos está imponiendo la UE y el Gobierno Central. Por lo tanto, no se trata de ir en contra de las subidas salariales, pero sí se trata de no sufrir competencia desleal por parte de nuestros principales competidores ubicados fuera de la UE”.
Santiago Ramos, gerente de la Asociación de Empresarios Viveristas del Noroeste (Asvinor), incide también en que “la gente no quiere trabajar en el campo” y que esos trabajadores migrantes están siendo la opción de los viveros en Galicia. Asimismo, considera que hay una falta de “ganas”, porque la gente que llega los viveros de prácticas, procedentes principalmente de FP dual, “no muestran ningún tipo de interés por el trabajo. Con cumplir el trámite para conseguir un título se dan por satisfechos”. Y Ramos pone la guinda del pastel, que resulta paradójica: “en los últimos años, la necesidad de mano de obra por parte de los viveros ha aumentado, ya que después de los largos 10 años de crisis la demanda de planta ornamental empezó a aumentar ligeramente y los viveros empezaron a incrementar producciones con la necesidad de más mano de obra que, en pocos casos, consiguieron cubrir”.
Un potencial empleado que prefiere otros sectores
Si hay más oferta de empleo en el sector verde, se vende y exporta más planta y flor y la economía española no para de crecer… ¿dónde están esos potenciales trabajadores? “Puede ser contradictorio, pero cuando la economía va relativamente bien, nuestro sector, desgraciadamente, no es llamativo para la demanda laboral”, apunta Antonio López de Asocan. “La mano de obra se desplaza a otros sectores donde la gente pueda ganar más dinero”, añade José Forcadell. Lara Magraner recalca que “es un tema cultural y parece que ante a un mismo salario, horario y condiciones laborales, la gente se decanta en último lugar por el trabajo en la actividad agraria o en la viverística”.
“Hay un desconocimiento sobre el tipo de trabajo a desarrollar en un vivero, que son múltiples, no teniendo que ser repetitivos y monótonos. Todo esto se agrava con que la gente no tiene necesidad de trabajar, a nivel nacional, con todas las ayudas que está dando el Gobierno”, argumenta Santiago Ramos. Sobre el desconocimiento al respecto de las tareas a ejecutar, añade Magraner que “los viveros productores y comercializadores podemos combinar distintos cultivos y trabajos durante el año y ofrecer estabilidad. La temporalidad no puede ser el motivo principal. Existe, por supuesto, pero no es acorde a la problemática existente”.
¿CÓMO SOLUCIONAR ESTE PROBLEMA?
Santiago Ramos (ASVINOR)
El sector debe darse a conocer más, empezado desde los colegios, haciendo más ferias/exposiciones y jornadas de puertas abiertas para el público general, colaborando más con los centros de formación. Por parte de la administración se debería centrar la formación para trabajo específico en viveros y hacer promoción del sector.
Lara Magraner (ACPO)
Pensamos que es necesario un cambio cultural que debe ser fomentado por la administración pública en contacto directo con el sector. Las campañas de comunicación masiva dirigidas especialmente a los jóvenes pueden ser decisivas para nosotros como sector productivo pero, sobre todo, para el tejido económico de muchas ciudades o poblaciones. Se debe explicar las ventajas del trabajo en los viveros y también en los gardens, ya que ellos también viven esta falta de mano de obra. Campañas como la de ACPO, “Trabaja en el sector Verde”, deben ser continuas, pero necesitamos de la implicación de la administración para “correr la voz».
La administración debería fomentar la Formación Profesional especializada en viveros abordando sus contenidos junto con los profesionales del sector. Los jóvenes deben saber que son estudios que pueden aportarles mucho valor de cara a su futuro y sobre todo, alta empleabilidad. Hay que darle una pensada al programa formativo y sobre todo, hay que hacérselo llegar.
Puede ser también importante el fomento de ayudas al empleo para mayores de 45/50 años dirigido a nuestro sector. La incorporación de personal con alguna experiencia en el campo puede aportarnos mucho valor a los viveros.
Y por supuesto, los viveros debemos incorporar todas las estrategias posibles para captar y mantener profesionales y talento a jornada laboral continua o flexible, mejoras en el entorno de trabajo y salarios justos.
José Forcadell (Asfplant)
Por un lado, la administración debe aumentar la oferta de formación agraria y no reducirla cerrando líneas en Escuelas Agrarias, como están haciendo. Por otro lado, estamos intentando traer «temporeros» para las campañas, pero de momento aún no tenemos respuesta.
Antonio López (ASOCAN)
En Canarias por lo menos, el sector debe intentar por todos los medios agarrarse a la innovación, dirigirse hacia cultivos de menos intensidad laboral, mecanización en la medida de lo posible, y por supuesto, incrementar la profesionalización de los agricultores. Respecto a la Administración, lo primero es simplificar la burocracia administrativa de la actividad agraria, es excesiva la ultra regulación que estamos sufriendo. Lo segundo es exigir a nuestra competencia de países terceros lo mismo que nos exigen a nosotros en materia laboral, fiscal, fitosanitaria y medioambiental, y por último, trabajar en una regulación ágil para la incorporación de inmigrantes al sector agrícola, pues es un activo que estamos perdiendo.
Paco Rubio (Coexphal)
El sector debe mejorar la formación práctica desde el inicio, con módulos breves y progresivos, adaptados a las tareas concretas del vivero. También debemos establecer establecer incentivos a la permanencia (económicos, formativos o de promoción interna). Asimismo, el sector ha de revalorizar el trabajo en viveros como empleo técnico, estable y con posibilidades de desarrollo y apostar por estrategias de retención de talento, incluyendo acciones para integrar mejor a mujeres y jóvenes.
Por parte de la administración consideramos que debe fomentar un equilibrio entre derechos y obligaciones laborales, revisando la normativa que facilita el absentismo. Asimismo, potenciar el uso estratégico de la contratación en origen, cuando no se cubran puestos con demanda interna y mejorar la eficiencia de los servicios de empleo públicos, acortando tiempos, actualizando su base de datos y reforzando la intermediación real.
Es importante también que la administración amplíe la oferta formativa específica en zonas rurales y facilitar el acceso de personas inmigrantes a esta formación, así como facilitar medidas de conciliación y acceso a la vivienda, sobre todo en zonas como el Levante, donde el problema habitacional frena la movilidad de trabajadores.
David Borda (Federació d’Agricultors Viveristes de Catalunya)
El sector ya ha hecho todo lo que estaba en sus manos: ha formado, ha flexibilizado horarios, ha intentado adaptarse a las nuevas realidades, pero la situación estructural no mejora. Ahora es imprescindible que la administración tome medidas reales y valientes: hay que simplificar trámites, reducir la burocracia, facilitar el relevo generacional y revisar urgentemente el marco normativo, que actualmente nos pone en desventaja respecto a países de fuera de la UE. Sin una intervención decidida y un cambio de orientación en las políticas laborales y de apoyo al sector, muchas empresas se verán abocadas al cierre. También es necesario dignificar y poner en valor el trabajo en el vivero, especialmente entre la población local y joven, pero esto solo será posible si se crean condiciones reales y competitivas. La responsabilidad, a partir de ahora, recae en la administración y no en el sector, que ya ha hecho todo lo que podía.